Conoce el Ahoramismo Eterno y Libérate de la Pseudo-Realidad Religiosa
Un método terapéutico para explorar y comprender la realidad existencial, desde una perspectiva psicofilosófica y crítica religiosa.
Nacido en Alagón, pueblo de la provincia de Zaragoza, licenciado en Filología Española por la UNED desde el año 2007.
Mis inquietudes psico-filosóficas han dado lugar a crear un método terapéutico mediante dos libros,
Ahoramismo Eterno y Religiosidad, Miedosidad y Cementeriosidad en la obra de Bécquer,
que recogen una reinterpretación innovadora de los conceptos religión, amor y muerte.
“Mis propias terapias, mis métodos terapéuticos, no pretenden cambiar el mundo, pero sí cambiar la
mentalidad del ser humano, dramáticamente descambiada por las machaconamente impuestas pseudo enseñanzas
espejísmico-religiosas, basadas en el castillo de naipes omnipotencial y amparadas por los garfios del miedo,
del engaño, de la culpa, del odio, de la confusión.”
El texto contiene una exposición filosófica que ve el “Ahoramismo” como el único centro existencial del universo, en el que conceptos como el tiempo y la muerte pierden relevancia. También explora el Sistema Reaccional Humano para ayudar a gestionar las incertidumbres cotidianas de la persona, y refuerza el método terapéutico mediante una renovada preceptiva literaria.
Este texto, Religiosidad, Miedosidad y Cementeriosidad en la obra de Bécquer, nos muestra a un Bécquer absolutamente absorbido, cautivado, por cuatro peculiaridades con incidencia traumática en la personalidad del ser humano, como son la religión, el amor, el miedo y la muerte.
Este texto destaca la presencia constante de un sentimiento religioso y de un temor profundo en la obra de Gustavo Adolfo Bécquer, así como una visión oscura y confusa del amor. Bécquer presenta a la mujer como un ser idealizado, fantasmal e inalcanzable, convirtiéndola en una figura fantástica y casi inhumana, de naturaleza etérea y escultural.
Los irrealismos religiosos generan en el ser humano inseguridad, desánimo y desmotivación psicológica.
Mis libros, Ahoramismo Eterno y Religiosidad, Miedosidad y Cementeriosidad en la obra de Bécquer, conforman un método terapéutico novedoso y valioso, con terapias psicológicas y filosóficas, además de una crítica religiosa con sentido terapéutico.
Son libros con respuestas terapéuticas destinadas a personas con problemas psicológicos de autoestima y convivenciales.
“Ábrete a tu propia esencia, libera tu simismidad existencial, revaloriza tu ánimo vital, potencia tu maquinaria cardiaca, con el método JÉVIMOON”
AHORAMISMO ETERNO (Extracto del libro) 0.1.2. La Era Cardiaca.
En infinidad de ocasiones, se hace referencia y se informa sobre las distintas Eras o espacios de tiempo considerados más o menos extensos, en las que se suceden
determinados acontecimientos relevantes, cósmicos o existenciales.
Tenemos conocimiento de gran cantidad de ellas: Eras Geológicas de la Tierra, Eras Culturales de la Humanidad, Era de los Metales, Era Espacial, Era Cristiana…
Sin embargo, sí existe una Era, la Era Cardiaca, a la que nunca se hace referencia
como tal y cuya vigencia, mientras el latido sea latido, será perdurable.
En la Era Cardiaca, todo está protagonizado por el corazón de las cosas, todo está
protagonizado por el corazón de los seres individuales.
En tal Era, todo encaja con suma perfección, todas las circunstancias se suceden con el mayor orden, con la mayor precisión, y nada ofrece desajuste alguno, ni en su composición ni en su manifestación.
Los sucesos, las vivencias, los acontecimientos, acaecen según las singularidades relativas a las entidades cardiacas, a los esquemas cardiacos, a los campos cardiaco-magnéticos.
En la Era Cardiaca, en fin, todas las cosas se acomodan por sí mismas en la insondable espacialidad de la Existencia solitaria, compuesta ésta por solitaridades individuales: unidades químicas y unidades anímicas, que establecen interrelaciones químicas, interrelaciones químico-anímicas e interrelaciones anímicas, esto es, solitaridades químicas y solitaridades anímicas interrelacionadas simbióticamente entre sí, lo cual da lugar a la simbiosis químico-anímica característica de tan magna Existencia Ahoramísmica.
RELIGIOSIDAD, MIEDOSIDAD Y CEMENTERIOSIDAD EN LA OBRA DE BÉCQUER (extracto del libro)
10. CONFUSIONISMO BECQUERIANO PARA LA WEB.
10.01.04. Subcapítulo IV (páginas 117–120).
Este subcapítulo presenta el siguiente y divertido inicio filosófico, de fuerte sabor espejismántico becqueriano:
El amor es poesía; la religión es amor. Dos cosas semejantes a una tercera, son iguales entre sí.
La religión es amor y, porque es amor, es poesía.
(Nota mía 394 a pié de página 118):
Religión y amor son turbias aguas turbulentas espejísmicas en las que es imposible nadar y en las que el intrépido Bécquer se obstina, una y otra vez, en zambullirse.
…amor en el que Bécquer también se ceba, lo hemos visto, dejando constancia de su ignorancia sobre el mismo y no dándose cuenta de que el sentimiento afectivo propio, personal e intransferible de cada ser, sólo tiene su origen en el propio ser que lo genera, para uso y disfrute de sí mismo, no para entregarlo a nada ni a nadie más, pues tal entrega es imposible…, mal que le pese al amigo Bécquer, quien se ha exprimido el cerebro para llegar a unas conclusiones petrificadoras, como petrificadas y gélidas son su mentalidad religiosa y su mentalidad mortal, sin sentido existencial alguno.
Lo más difícil es: amar a lo que sea y a quien sea.
Lo más fácil es: quererse a sí mismo, quererse a sí misma, querer al propio corazón,
querer al propio corazón sobre todas las cosas.
Amor: ante esta palabra, me veo, personalmente, psicológicamente, ante una descomunal interrogante mental, ante un enorme vacío mental, ante una enorme inseguridad mental.
Afecto propio: ante esta expresión, me veo, personalmente, sensorialmente, psicológicamente y mentalmente plenamente centrado y absolutamente dueño de mí mismo.
Amor: palabra vacua, henchida de sublimidad moral vacua, que genera tristeza, que provoca tristeza en el alma humana.
Amor es una palabra falsa, maquilladora de la realidad existencial, que genera falsos afectos, y que enmascara, eclipsa y desdibuja a la propia afectividad de cada ser existencial femenino (animal y humano), la cual le pertenece por entero a la hembra, individualmente, exclusivamente, pero para uso y disfrute exclusivos por ella misma; y que enmascara, eclipsa y desdibuja igualmente a la propia afectividad de cada ser existencial masculino (animal y humano), la cual le pertenece también por entero al varón (macho, en el caso animal), individualmente, exclusivamente, pero para uso y disfrute exclusivos por él mismo.